De veras que lo sé.
Has hecho Nivel I de Reiki y has
salido muy entusiasmado, lleno de energía y con la ilusión de recorrer un nuevo
camino lleno de posibilidades que se abren ante ti.
Eso es lo habitual y completamente
lógico, pues a nivel energético se han producido en ti cambios muy
significativos y en consecuencia en todos los aspectos de tu vida.
Has elevado tu frecuencia
vibratoria, lo que significa que no volverás a ser el mismo de antes. A partir
de ahora eres una versión mejorada de ti, más conectado con la vida, con tu
ser, con los demás seres y con la creación. Eres más tú.
¡Todo esto es una pasada y es real!
Pero ¿Qué ocurre cuando dejamos de
practicar?
Pues sencillamente que nuestro
cuerpo energético que estaba funcionando a las mil maravillas, que se mantenía
limpito, con los chakras a tope y el aura con un magnífico lustre, comienza a
resentirse. Empezamos a acumular “suciedad energética” de diversas procedencias
y la cosa comienza a ir no tan bien. Poco a poco sin apenas darnos cuenta,
volvemos al estado de desconexión que era habitual en nuestra versión anterior.
No significa que nos hayamos desconectado del Reiki, ni que necesitemos una
nueva sintonización; significa que no hemos cuidado del cuerpo energético, que
lo único que requería para mantenerse sano era un poquito de Reiki de vez en
cuando.
A pesar de estar “desenchufado” hay una
vocecita interna que no calla, que te recuerda de vez en cuando que la solución
está en tus manos (y nunca mejor dicho), pues con un ratito de Reiki volverías
a brillar.
Y si además de retomarlo ¿Dieras un
nuevo salto?
Porque es muy probable que sientas
que necesitas una auténtica transformación, una versión de ti mismo más
elevada, más luminosa… ¡Más tú que nunca!
Si es eso lo que sientes, créeme,
acude rápidamente a hacer el Nivel II de Reiki, pues precisamente eso es lo que
éste nivel tiene para ti: Una transformación.
Ello implica que lo que antes para
ti era novedoso, mágico, casi un juego de niños, ahora se convierte en una
certeza, una realidad interna que te empuja irremediable y dulcemente a vivir
en plena conexión.

Si con el nivel I de Reiki se abrió
ante ti un camino lleno de posibilidades que iniciaste con la ilusión de un
niño, con nivel II ese camino se vuelve totalmente real y te sumerge en una
realidad de conocimiento sin fin, pues te adentra en tu mundo interior para
comenzar a mostrarte quién eres realmente.
De todo corazón, porque de verdad
siento que es un viaje que no te debes perder, te animo a que si has iniciado
el camino del Reiki no te quedes a las puertas… da un paso más, pues lo mejor
está por llegar y el mundo está anhelante de conocer la mejor versión de
ti.
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